en el arte de pintar de pincel fue la más rara habilidad que hubo en sus tiempos y según lo testifican hoy sus obras... que son las más tenidas y estimadas de cuantos hay en España y ansi lo dicen y afirman los hombres que de su arte entienden.
El estilo leonardesco que se manifiesta en la Epifanía de la capilla de los Caballeros de la catedral de Cuenca, de la que Antonio Ponz, cuando todavía se desconocía su autoría, escribió que si no era de Leonardo da Vinci había de ser «de algún célebre hombre de los que iban a estudiar su obra a Florencia», así como en las pinturas para las puertas del retablo de la catedral de Valencia, ejecutadas en colaboración con Fernando Llanos, ha llevado a ponerlo en relación con otras noticias documentales de abril y agosto de 1505 en que se menciona a un «Ferrando Spagnuolo, dipintore» trabajando en Florencia junto con Leonardo en las pinturas de la Gran Sala del Consejo de la Señoría, donde Leonardo se encontraba ocupado en el mural de La batalla de Anghiari:A Ferrando Spagnolo, dipintore, per dipinguere con Lionardo da Vinci nella sala del consiglio florine 5 larghi e a Thomaso di Giovane Merini, su garzone per macinare e colori, florini 1 in oro.
No es posible, sin embargo, determinar a cuál de los dos Fernandos hacen referencia dichos documentos, existiendo tesis favorables a cada uno de ellos.Tras su colaboración con Llanos en el mencionado retablo de los Santos Médicos (del que únicamente se conserva la predela) la catedral les encargará, en marzo de 1507, las pinturas de las puertas del retablo mayor. Los pagos por esta obra se extienden hasta septiembre de 1510. Entre tanto ambos pintores se habían ocupado del encarnado de una talla de la Virgen para la misma catedral y proporcionado las trazas y algunas pinturas para el retablo que había de hacer Damián Forment para la capilla que el gremio de plateros tenía en la iglesia de Santa Catalina de la misma ciudad, origen de un largo pleito.
Ya en solitario, entre 1511 y 1514 cobró de la catedral por las pinturas del órgano; la relación con Llanos sin embargo no se había cortado pues en 1511 ambos contrataron conjuntamente la finalización del retablo de la Virgen de les Febres en la colegiata de Játiva, trabajo del que no existe ninguna otra noticia y es posible que no se llegase a ejecutar, y en enero de 1513 se menciona a Los Ferrandos contribuyendo con 15 sueldos conjuntamente en el impuesto de Tacha Real.
En abril de 1515 viajó a Barcelona para realizar la tasación de las pinturas hechas por Joan de Borgunya para la iglesia de Santa María del Pí. Pero hubo de retornar inmediatamente a Valencia pues antes de terminar el año cobraba de la catedral por las pinturas para el órgano «chiquet». Para entonces Llanos había marchado a Murcia y no volverán a tenerse noticias de Yáñez hasta 1518, cuando aparece documentado en Almedina, a donde debió de acudir para encargarse de las pinturas del retablo mayor de su parroquial, en el que se estaba trabajando en esas fechas. En 1519 se le cita en esta villa en una partida de bautismo como «Ferrandiañes, pintor». Siguen las menciones en los libros parroquiales en 1520 y 1521, con ocasión de los bautizos de sus hijos. La Sagrada Familia de la colección Grether de Buenos Aires, firmada «Hernandiañes... año 1523», debió de ser pintada todavía en Almedina, por utilizar en su firma la fórmula que empleó comúnmente en esta localidad.
En 1525 se encontraba en Cuenca, donde otorgó poder, declarándose vecino de Almedina, para cobrar ciertas deudas que tenía pendientes en Valencia, poniendose de manifiesto que, a pesar del traslado a su localidad natal, no había perdido el contacto con Valencia. De 1526 a 1531 trabajó en la catedral de Cuenca, primero en la capilla de los Albornoz y luego en la de los Caballeros.
En 1532 reaparece en Almedina como compadre en un bautizo, lo que se va a repetir en los años siguientes hasta octubre de 1537, fecha de la última referencia documental disponible.
En el mes de enero de 1536, en una visita hecha a Almedina por los comisionados de la Orden de Santiago, se citaba a «Hernandiañez» entre los vecinos «de cuantía» de la localidad, lo que habitualmente implicaba un reconocimiento de hidalguía.
Fuente: Wikipedia